¿Existe alguna fórmula para hacer realidad los sueños?

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«Solo una cosa convierte en imposible un sueño, el miedo a fracasar”

Paolo Coelho

¿Cómo lograr mis sueños? ¿Por qué la gente sueña y no hace realidad sus sueños? ¿Existe alguna fórmula para hacer realidad los sueños?

Las personas sueñan pero difícilmente consiguen sus sueños. Es muy fácil crear las mejores excusas y acomodarse a la situación actual, creyendo que son un obstáculo casi insalvable en su camino, para conseguir sus metas.

Cuando se tiene un sueño, es fácil perderse en la planificación de cómo se quiere lograr, pero no tanto sobre cuáles van a ser los pasos para alcanzarlo sino por permanecer atrapado demasiado tiempo en los temores que el sueño o camino pueden provocar. Algunas personas dejan que los miedos se apoderen de ellas y no encuentran el coraje suficiente para enfrentar sus miedos y solucionarlos.

Hay que tomar decisiones, valorando que es más fuerte si los sueños o el miedo al cambio.

En algunas ocasiones, podemos esperar durante años el justo momento para tomar acción y empezar el camino para alcanzar el sueño, llegando a convertirlo en algo real.

Para ser realistas, hay sueños que no son fáciles de alcanzar. Pero hay muchos que puede ponerse en marcha con unos pequeños y simples pasos.

No hay que sumergirse en grandes saltos y ser muy valiente. Si ese fuera el caso, sólo las personas más valientes podrían hacer y conseguir lo que quieren.

La clave es hacer las cosas más fáciles, dando pequeños paso hacia adelante. Tomando pequeñas acciones. Hoy un paso hacia adelante, mañana otro. Eso es. Lo importante es empezar y ponerse en marcha, en lugar de gastar mucho tiempo esperando y esperando, sintiéndose más y más frustrado e infeliz.

Entonces pregúntate ¿qué estás haciendo en el día de hoy para poder hacer tus metas realidad?

Deja de pensar y actúa

No te juzgues, confía

Invertir en un «coach» no es un gasto

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¿El coaching es una inversión o un gasto»  

 

La respuesta es sencilla, no importa la cantidad, es un gasto cuando desconoces su resultado. Y eso ocurre también cuando se hacen acciones descoordinadas, hoy esto y mañana aquello , que aisladas no son efectivas sin una buena estrategia.

La premisa fundamental para considerar el coaching como una inversión es el compromiso de reunir datos relativos a los resultados del coaching. Tendremos que tener en cuenta la situación antes de la inversión y la que se ha producido como consecuencia de la inversión. Lo que no se puede medir no existe.

En lo que respecta al coaching ejecutivo, hay estudios que avalan que tras un proceso de coaching las empresas consiguen un  retorno del 500% de la inversión realizada (http://demercadeo.com/coaching/retorno-de-inversion-del-coaching-ejecutivo-ii/). Es indudable que se producen mejoras significativas en relaciones profesionales, tanto con superiores o colaboradores. Se mejora el trabajo en equipo, la satisfacción en el trabajo, la productividad, la calidad, la capacidad organizativa, la orientación al cliente y los beneficios. Sin embargo, se reducen la conflictividad y los costes.

Lo que conseguirás con el coaching personal es encontrar y desarrollar todo tu potencial y utilizarlo para los resultados específicos que deseas alcanzar. Cambiarás antiguos hábitos por estrategias eficaces, mejorarás la calidad de tus relaciones, ganarás tiempo para dedicarlo a lo que de verdad te importa. Incrementarás tu rendimiento en el trabajo y lograrás una vida más equilibrada.

Mejorarás el control del estrés y favorecerás la canalización de las emociones. Reforzarás la motivación y controlarás la actividad mental, controlando los pensamientos negativos. Además mejorarás la capacidad de concentración, de atención, de aprendizaje y de creatividad.

Lo mejor de todo es que estos cambios son permanentes. Un proceso de coaching es una inversión en ti mismo. Los beneficios a nivel personal, profesional, social y emocional son para tí. El impacto positivo se queda y permanece en tí, pero resuena y beneficia también a tu entorno.

¿Cuánto estás dispuesto a invertir en tu proceso de coaching?

Atrévete a imaginar los beneficios de conocer lo que hoy necesitas conocer. De accionar lo que quieres accionar. De alcanzar tu situación ideal.

“El coaching no es un gasto, es una inversión”

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Meditar corriendo

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«Correr puede resultar un apoyo para meditar y meditar  puede resultar un apoyo para correr”   Sákyong

Para encontrar lo que realmente quieres, hay que aprender a escucharse a uno mismo. Un coach te ayuda, mediante preguntas, a que pongas luz en esas cosas que no tienes claras. A que distingas los deseos propios o los adoptados del exterior, para así tomar decisiones realmente tuyas. Para conseguir esto, también es muy útil la meditación.

Hay muchas maneras de meditar, todas en esencia tratan de anular la mente consciente durante el tiempo de la meditación, paralizar los pensamientos múltiples que tenemos en la cabeza y relajar la mente.

Seguro que cuando piensas en meditación, te viene a la mente personas sentadas en el suelo, con las piernas cruzadas, repitiendo a coro palabras que no entiendes.  Se puede hacer la meditación sentado, pero también es posible practicarla en movimiento. Ejercicios como el Yoga, Tahi Chi, Chi Kung y otras artes orientales. En todas ellas, se le da importancia a la respiración y la concentración se centra en el movimiento que estás haciendo.  De esta forma se consigue volver a conectar cuerpo y mente.

Otra manera, es aprovechar los días que salimos a correr para transformarlo en una meditación en movimiento.

Correr puede aportar serenidad a nuestra vida, es posible meditar corriendo. El ritmo, la respiración y la disciplina de correr ofrecen un espacio ideal para fluir, para  que la mente logre conectar plenamente con el cuerpo. Podemos concentrarnos en nuestra respiración y tomar conciencia de nuestro cuerpo durante la carrera.

Correr meditando puede proporcionar los mismos beneficios que una meditación sentada, pero es más fácil de hacer y ahorra tiempo.  Puedes seguir los siguientes pasos para aprender a meditar corriendo.

  1. Preparándose. A medida que te pongas la ropa y las zapatillas, toma conciencia de las sensaciones físicas en el cuerpo. Tal vez las piernas se sienten pesadas o los hombros tensos de estar todo el día frente al ordenador… Ante de empezar a correr, toma unas cuantas respiraciones profundas. Respire por la nariz y exhalando por la boca. Una vez que empieces a correr  vuelve a cualquier patrón de respiración que sea más natural para ti.
  1. Comienza.  Empieza  la carrera  a un ritmo suave (en el que debes ser capaz de mantener una conversación). Lleva tu atención hacia el cuerpo. ¿Cómo te sientes ahora que te estás moviendo? ¿Cómo los músculos responden al movimiento?  Observa cómo la respiración se acompasa.
  1. Fija tu mirada. Mantén tu cabeza en una posición relajada y permite que tus ojos se depositen en el camino de tres a cuatro pasos por delante de ti (si corres en cinta en un punto fijo de la sala). Debes ser capaz de ver lo que está delante de ti sin ser distraído por todos los lugares de interés que están a tu alrededor.
  1. Concéntrate en tu respiración. Procura hacer coincidir tus pisadas con el ritmo de tu respiración, tres pasos con cada inhalación y dos para cada exhalación. A medida que tomes este ritmo, observa el espacio entre la inhalación y la exhalación. Mantén tu atención sobre este espacio, donde el tiempo parece detenerse por un momento.
  1. La velocidad no es importante para esta práctica. No importa lo rápido o lento que corras. Simplemente continúan moviéndote conscientemente y mantén tu enfoque en la respiración, en el cuerpo y en el momento presente.
  1. Deja que los pensamientos fluyan. Concéntrate en tu respiración. No te desanimes si tu mente se distrae. Si tu mente comienza a vagar, vuelve aprestar atención a la respiración. La meditación mientras corremos requiere de práctica para dominarla por completo. Sé amable contigo mismo, y cuando te distraigas, céntrate en la respiración y vuelve a intentarlo.
  1. Presenting. Mientras estés centrado en la respiración, desarrolla la conciencia de todo:
  • tu cuerpo mientras se mueve (pon atención en cómo respiras, cómo aterriza tu pie en el suelo, tus rodillas, nalgas,  cómo se balancean tus brazos, si los hombros están relajados, tu cara, tu frente, tu sonrisa…),
  • en la vista (el medio ambiente, las flores, el color de los árboles.. o la ciudad),
  • los olores (la hierba, la ciudad, tu olor…)
  • todos los sonidos (tus pisadas, los pájaros, el silencio…).

Prestar atención, tomar conciencia  de todo lo que está presente en este momento. Centrándose en el presente se dejan de lado todos los pensamientos

  1. Terminar con una sonrisa. Al final, lo menos importante es cuán lejos hayas corrido o cuánto tiempo de meditación en un día puedes lograr: El simple hecho de estar intentando meditar y correr, es un logro. Felicítate por esa intención.