Volver de vacaciones siempre remueve emociones. Para algunos, es entusiasmo por recuperar rutinas; para otros, un peso en el pecho que se nombra con rapidez como “depresión postvacacional”. Pero ¿realmente estamos hablando de depresión? Aquí conviene hacer una distinción clara: no es lo mismo una depresión clínica que un proceso de reajuste.
La primera implica un trastorno serio, diagnosticable y con impacto generalizado en la vida. El segundo es, más bien, una reacción natural ante el contraste entre descanso y obligaciones. A veces etiquetar de “depresión” algo que en realidad es una incomodidad pasajera nos puede jugar en contra, porque fijamos una narrativa de sufrimiento innecesaria.
¿Qué dicen la psicología y la neurociencia?
Los estudios sobre bienestar muestran que tras un periodo de desconexión, el cerebro se acostumbra a un nivel más alto de placer y descanso. Al regresar, percibe las rutinas laborales como un descenso brusco. Según la psicología positiva, la clave no está en evitar la incomodidad, sino en cómo resignificamos la vuelta.
La neurociencia indica que el cerebro necesita entre 3 y 7 días para reajustar ritmos circadianos, niveles de cortisol y motivación. Los síntomas suelen ser cansancio, irritabilidad, falta de concentración… pero en la mayoría de los casos son transitorios. No es tanto un trastorno como un proceso de adaptación.
Preguntas que puedes hacerte
- ¿Qué es lo que realmente rechazo al volver? ¿El trabajo en sí o cómo me estoy relacionando con él?
- ¿Estoy cuidando mis hábitos básicos (sueño, ejercicio, alimentación) en estos días de transición?
- ¿Qué parte de la sensación de “pérdida” puedo transformar en gratitud por lo vivido en vacaciones?
Pequeñas prácticas para suavizar la vuelta
- Microplaceres diarios: no reserves lo bueno solo para las vacaciones; incluye en tu agenda momentos de disfrute cotidiano.
- Reajusta expectativas: no pretendas rendir al 100% el primer día. Date permiso para aterrizar.
- Introduce novedades: aprender algo nuevo o cambiar pequeñas rutinas aporta motivación y rompe la monotonía.
- Haz pausas conscientes: incluso cinco minutos de respiración o estiramientos ayudan a resetear el sistema nervioso.
Una invitación
La llamada “depresión postvacacional” no es tanto un enemigo como una oportunidad. Nos invita a revisar si nuestra vida diaria está alineada con lo que necesitamos. Si el contraste es demasiado doloroso, quizá no sea el fin de las vacaciones lo que pesa, sino un trabajo o estilo de vida que ya no encajan.
Si sientes que quieres explorar estos cambios de manera acompañada, en www.coachingvalencia.com encontrarás un espacio para repensar tu vida, con sesiones online de coaching que te ayudan a reconectar con propósito y equilibrio.
Descubre más desde Coaching Valencia - Ricard Guillem Psicólogo Coach
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.