En el camino del desarrollo personal y profesional, hay una frase que conviene mantener cerca, casi como una brújula ética:
“A las personas se las respeta siempre; a sus opiniones, no necesariamente.”
En los procesos de coaching, escuchamos muchas voces internas: creencias, justificaciones, excusas, explicaciones. Algunas son motoras, constructivas, liberadoras. Otras, no. Otras son tóxicas, dañinas, limitantes e incluso peligrosas.
Cuando el respeto mal entendido bloquea el cambio
Acompañar no es asentir. No es validar cualquier cosa que la persona exprese por el solo hecho de que sea su opinión. De hecho, uno de los pilares del coaching ético y transformacional es ayudar a diferenciar lo que la persona siente de lo que le sirve.
Porque no toda idea merece el mismo lugar en la conversación. No toda creencia suma. No toda interpretación es digna de ser sostenida.
¿Y si mi cliente dice cosas como…?
- “Las personas como yo no pueden cambiar.”
- “Hay grupos que son inferiores.”
- “La culpa siempre es de los demás.”
- “Eso es así porque lo dice mi religión / familia / tradición.”
Aquí es donde entra en juego el discernimiento del coach. Y también su ética.
La filósofa Adela Cortina nos recuerda:
“Las opiniones se ganan el respeto. No se imponen.”
Y José Antonio Marina agrega:
“Hay opiniones que pueden ser injustas, racistas, estúpidas o destructivas. Esas no son respetables, aunque quien las exprese merezca todo el respeto.”
Estas ideas son fundamentales para el coaching: si no ayudamos a las personas a cuestionar los discursos que las dañan —propios o aprendidos—, no estamos haciendo coaching. Estamos acompañando en círculos.
Coaching como espacio de higiene mental
El coaching debe ser, entre muchas otras cosas, un espacio de higiene mental.
Un lugar donde se puedan desinfectar pensamientos contaminantes, revisar creencias heredadas sin análisis, y desarticular discursos de odio disfrazados de opiniones.
Esto no implica juzgar ni imponer, sino hacer preguntas que inviten a revisar:
- ¿Qué impacto tiene esa idea en tu vida?
- ¿Desde dónde la sostienes? ¿La elegiste tú o te fue impuesta?
- ¿A quién excluye, oprime o invalida?
- ¿Qué pasaría si la cuestionaras?
Ética aplicada al proceso
No todas las opiniones son respetables, y en coaching no podemos permitirnos perder esto de vista. Porque nuestro rol es ayudar a que la persona florezca, no a que perpetúe cadenas internas que la limitan o que justifique creencias dañinas hacia otras personas.
Descubre más desde Ricard Guillem, Psicólogo Coach, 636705232
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