Cómo superar la autocrítica: conviértete en tu mejor aliado

¿Te has sorprendido alguna vez diciéndote cosas que jamás le dirías a otra persona? Esa voz interna que critica cada paso, que minimiza tus logros y amplifica tus errores, es más común de lo que imaginas. La autocrítica, cuando es excesiva, puede convertirse en un obstáculo silencioso que limita tu bienestar, tu confianza y tu capacidad de avanzar.

Desde el coaching y la psicología, no se trata de silenciar esa voz, sino de transformarla en una aliada que te impulse, en lugar de frenarte.

La distinción clave: crítica destructiva vs. autoconciencia constructiva

En coaching trabajamos una distinción fundamental:

¿Te estás castigando o te estás ayudando a crecer?

  • Autocrítica destructiva: Te juzga, te compara, te paraliza.
  • Autoconciencia constructiva: Te observa, te comprende y te orienta hacia la mejora.

Pregunta:

¿Lo que me estoy diciendo ahora mismo, me impulsa o me limita?

¿Por qué somos tan duros con nosotros mismos?

La ciencia explica que la autocrítica proviene, en parte, de un mecanismo de supervivencia: queremos evitar errores para ser aceptados socialmente. Pero este mecanismo, mal gestionado, puede derivar en un diálogo interno tóxico.

Estudios en psicología positiva demuestran que las personas que practican la autocompasión —ser amables consigo mismas en momentos de dificultad— desarrollan mayor resiliencia, bienestar emocional y motivación.

Prácticas para superar la autocrítica

Te propongo entrenar tu mente desde el coaching y la psicología positiva con estas prácticas:

  1. Detecta a tu crítico interior
    El primer paso es darte cuenta. Lleva un registro durante unos días:
    ¿Cuándo aparece mi autocrítica? ¿En qué situaciones? ¿Qué me digo?
  2. Cambia el lenguaje
    Transforma frases como:
    • “Siempre lo hago mal” → “Estoy aprendiendo, puedo mejorar”
    • “No soy suficiente” → “Estoy en proceso, valoro mi esfuerzo”
  3. Activa tu voz amable
    Pregúntate:
    ¿Qué le diría a un amigo si estuviera en mi situación?
    Esa es la voz que debes empezar a cultivar para ti.
  4. Celebra las pequeñas victorias
    La psicología positiva resalta la importancia de enfocarnos en lo que sí hacemos bien. Cada día, anota tres cosas que hayas logrado, por pequeñas que sean.
  5. Practica la autocompasión guiada
    Existen meditaciones y ejercicios específicos para desarrollar una mirada más amable hacia ti mismo. Dedica unos minutos al día a conectar contigo sin juicio.

Entrenamiento continuo: del juicio a la aceptación

Superar la autocrítica no es cuestión de un día, es un entrenamiento constante. En coaching trabajamos para que transformes ese diálogo interno en un espacio de crecimiento, no de castigo.

Reflexión final:

¿Y si empiezas a tratarte con la misma paciencia, respeto y cariño que ofreces a quienes más quieres?

¿Quieres acompañamiento en este proceso?

En Coaching Valencia te ayudamos a rediseñar tu diálogo interior, potenciar tu confianza y desarrollar herramientas prácticas para que la autocrítica deje de ser un freno y se convierta en una oportunidad de evolución.

Contáctanos y da el primer paso hacia una relación más sana contigo mismo.

Redibujar el espejo: aprende a hablarte con respeto, claridad y compasión

Hay momentos en los que, sin previo aviso, nos detenemos. Tal vez después de un fracaso, una conversación incómoda o una sensación de desconexión interna. En esos instantes emerge una pregunta poderosa:

¿Por qué me hablo así?

¿Quién me enseñó este lenguaje interno tan exigente, tan poco compasivo?

Desde la infancia absorbemos formas de hablarnos que muchas veces arrastramos sin revisar. Tonos, etiquetas, silencios… se convierten en una banda sonora mental que influye en cómo nos vemos y nos relacionamos con los demás.

Y aquí surge una oportunidad transformadora:

¿Qué pasaría si comenzaras a narrarte de otra manera?

No hablamos de positivismo vacío ni de repetir frases motivadoras frente al espejo. Hablamos de revisar con honestidad el estilo comunicativo que tienes contigo mismo. De flexibilizar, equilibrar y humanizar tu voz interior.

Una nueva narrativa personal: tres claves para cambiar tu forma de hablarte

Transformar tu diálogo interno es un proceso de autoconciencia. Aquí te presentamos tres pilares desde los cuales puedes comenzar a entrenar ese cambio:

1. Flexibilidad: adaptarte sin romperte

La flexibilidad emocional es la capacidad de no quedarte atrapado en patrones rígidos. Es darte permiso para cambiar de opinión, adaptarte a lo inesperado y revisar tus creencias sin sentir que estás fallando.

Preguntas poderosas:

  • ¿Cómo reaccionas ante los cambios?
  • ¿Qué resistencias te impiden fluir?
  • ¿Dónde podrías soltar un poco el control?

Práctica:

Piensa en tres situaciones recientes que no salieron como esperabas. ¿Cómo habría sido tu experiencia si te hubieras hablado con más comprensión y menos exigencia?

2. Ecuanimidad: ver las cosas como son

Ecuanimidad es esa calma interior que te permite no sobredimensionar lo que ocurre. Es el equilibrio emocional que te ayuda a distinguir hechos de interpretaciones y a tomar decisiones desde un lugar más claro.

Preguntas poderosas:

  • ¿Tiendes a dramatizar lo que sientes?
  • ¿Puedes observar lo que pasa sin juzgarte?
  • ¿Cómo sería tu día si lo vivieras desde la serenidad?

Práctica:

La próxima vez que sientas ansiedad o frustración, detente, respira y nombra lo que realmente está pasando. Sin adornos, sin etiquetas. Solo con honestidad.

3. Amabilidad: tratarte como tratarías a alguien que amas

Muchas personas son generosas con los demás, pero crueles consigo mismas. Cambiar tu narrativa interna implica hablarte con respeto, ternura y comprensión, sobre todo en los momentos difíciles.

Preguntas poderosas:

  • ¿Te castigas por tus errores?
  • ¿Reconoces tus logros o los minimizas?
  • ¿Qué gesto de cuidado podrías tener contigo esta semana?

Práctica:

Escribe una carta breve dirigida a ti mismo desde un lugar de cariño. Léela en voz alta durante una semana. No para convencerte de nada, sino para recordarte que mereces tu propio respeto.

¿Y si empezaras hoy a hablarte diferente?

Mirarte con ojos nuevos, escucharte con una voz más amable y realista, es un acto de libertad emocional. No se trata de negar tus sombras, sino de incluirlas en una narrativa más completa, honesta y compasiva.

Este cambio interno no solo mejora tu autoestima: transforma tus relaciones, tus decisiones y tu energía vital.

Desde Coaching Valencia te proponemos acompañarte en este viaje.

Te ofrecemos herramientas, escucha y orientación para que puedas redibujar ese espejo desde el que te miras. Porque mereces hablarte mejor.

Y porque cuando cambia tu narrativa, cambia todo.

¿Quieres comenzar este proceso con una sesión de coaching personalizada? Escríbenos y empecemos juntos este camino de autodescubrimiento.

El buen pasar

Cómo aprender a vivir el presente con calma, presencia y sentido

Vivimos tan enfocados en “llegar” que a menudo olvidamos el “pasar”. Nos pasamos la vida persiguiendo metas, tachando tareas, anticipando el futuro… y nos olvidamos de habitar este instante. Pero, ¿y si el bienestar no estuviera en llegar a algún sitio, sino en aprender a pasar por la vida de una forma más amable y consciente?

En coaching, a esto le llamamos “el buen pasar”: la capacidad de estar presentes en lo que hacemos, de disfrutar del trayecto sin prisa, sin lucha constante, sin esa sensación de que siempre nos falta algo para poder relajarnos y disfrutar. El buen pasar es un arte. Se entrena. Se elige. Y transforma.

¿Qué es el buen pasar?

No se trata de conformarse ni de “quedarse como estamos”. Tampoco de vivir anestesiados frente a los retos de la vida. El buen pasar es una manera de caminar. Significa avanzar con intención, pero sin presión. Disfrutar sin culpa. Saber descansar sin remordimientos. Agradecer sin exigir.

No es una meta, es una práctica. Una actitud. Un estilo de vida.

Preguntas poderosas para entrenar el buen pasar

  • ¿Estoy presente o ya estoy pensando en lo siguiente?
  • ¿De qué me estoy perdiendo por vivir con prisa?
  • ¿Qué me hace bien y no me estoy permitiendo?
  • ¿Puedo bajar el ritmo sin perderme?
  • ¿Qué necesito hoy para sentir que mi día ha valido la pena?

Prácticas para cultivar el buen pasar

  1. La pausa consciente
    Para unos segundos entre tareas, respira profundo y pregúntate: ¿Cómo estoy ahora mismo?
    No hace falta cambiar nada. Solo observar. Esto te reconecta.
  2. El placer de lo pequeño
    Tómate tu café sin mirar el móvil. Sal a caminar sin auriculares. Mira el cielo. Disfruta de lo sencillo, sin esperar que ocurra algo extraordinario.
  3. Di “no” al piloto automático
    Cada vez que digas “sí” a algo que no deseas hacer, estás diciendo “no” a tu bienestar. Practica decisiones más alineadas con tus verdaderas necesidades.
  4. Encuentra tu ritmo
    No todos funcionamos igual. Descubre qué horarios, entornos y rutinas te permiten sentirte mejor contigo mismo. Y honra ese ritmo, aunque el mundo vaya más rápido.

Una metáfora: El río y el nadador

Imagina un río. Quien lucha contra la corriente, se agota. Quien se deja arrastrar sin rumbo, se pierde. Pero quien aprende a nadar a favor, con consciencia y dirección, fluye. Así es el buen pasar: no se trata de resignarse, ni de empujar más, sino de encontrar la manera más amable y sostenible de avanzar.

En resumen…

El buen pasar no es no hacer nada. Es hacerlo todo desde otro lugar.

Desde la paz, no desde la urgencia. Desde la presencia, no desde la anticipación. Desde el disfrute, no desde la autoexigencia.

Y tú…

  • ¿Cómo quieres pasar por este día?
  • ¿Qué te impide disfrutar del momento presente?
  • ¿Qué pasito amable podrías dar hoy por ti?

En Coaching Valencia, creemos que la vida merece ser vivida con atención, intención y compasión.

Si sientes que vives con el acelerador puesto y necesitas redescubrir tu ritmo, tu centro, tu bienestar… este puede ser el mejor momento para empezar. Porque no se trata de llegar, sino de aprender a pasar bien por cada etapa.

¿Te acompañamos?

Compromiso, emociones y actitud: Las tres claves para vivir plenamente

En la vida, hay tres aspectos fundamentales que pueden transformar nuestra manera de enfrentar los desafíos y alcanzar nuestras metas: el esfuerzo, la inteligencia emocional y la actitud. Estas “tres variables” no solo influyen en lo que conseguimos, sino también en cómo vivimos cada experiencia. Comprender su importancia y aprender a aplicarlas puede ser clave para avanzar en nuestro crecimiento personal y profesional.

1. Esfuerzo: La diferencia entre el interés y el compromiso

Muchas veces mostramos interés en cosas que nos parecen atractivas o inspiradoras, pero el verdadero cambio ocurre cuando decidimos comprometernos. Tener interés significa que algo nos llama la atención, pero no necesariamente estamos dispuestos a dedicar tiempo y energía para hacerlo realidad.

El compromiso implica esfuerzo constante, disciplina y la disposición de superar obstáculos. En el coaching, se busca identificar qué áreas de la vida realmente importan para el individuo y qué tipo de esfuerzo está dispuesto a invertir para alcanzarlas. Pregúntate:

• ¿Cuáles son las áreas de mi vida donde tengo un verdadero compromiso?

• ¿Estoy dispuesto a hacer el esfuerzo necesario para lograr mis objetivos?

Práctica: Haz una lista de tus metas actuales. Al lado de cada una, escribe si sientes interés o compromiso. Reflexiona sobre cómo podrías transformar esos intereses en compromisos concretos.

2. Inteligencia Emocional: Lo que hacemos depende de cómo nos sentimos

La inteligencia emocional nos permite comprender, gestionar y expresar nuestras emociones de una manera constructiva. Es esencial, ya que nuestras emociones influyen directamente en nuestras acciones y decisiones. Al mejorar nuestra inteligencia emocional, nos volvemos más resilientes y capaces de adaptarnos a situaciones desafiantes sin que estas nos afecten negativamente.

La inteligencia emocional no se trata de reprimir lo que sentimos, sino de aprender a reconocer nuestras emociones, comprenderlas y utilizarlas a nuestro favor. En coaching, se trabaja mucho en el autoconocimiento para fortalecer la inteligencia emocional, ya que ayuda a los individuos a responder, en lugar de reaccionar, a las situaciones.

Preguntas clave:

• ¿Qué emociones tienden a guiar mis decisiones?

• ¿Cómo puedo mejorar mi respuesta emocional en situaciones difíciles?

Práctica: Dedica unos minutos al día para reflexionar sobre tus emociones. Lleva un diario donde anotes qué sentiste en diferentes momentos y cómo esas emociones influyeron en tus acciones. Con el tiempo, comenzarás a identificar patrones y podrás tomar decisiones más conscientes.

3. Actitud: Elegir cómo afrontamos lo que nos sucede

La vida siempre tendrá situaciones que no podemos controlar, pero sí podemos decidir cómo reaccionar ante ellas. La actitud es nuestra elección consciente de cómo enfrentar la adversidad. Una actitud positiva y resiliente no solo mejora nuestra perspectiva, sino que nos permite transformar desafíos en oportunidades de crecimiento.

La actitud es el filtro que le damos a nuestra experiencia; mientras algunas personas pueden verse abrumadas por un reto, otras encuentran en él una oportunidad para aprender y fortalecerse. En coaching, la actitud se trabaja desde la construcción de una mentalidad de crecimiento y resiliencia.

Preguntas para reflexionar:

• ¿Cómo reacciono habitualmente ante las dificultades?

• ¿Qué actitudes me gustaría adoptar en situaciones desafiantes?

Práctica: La próxima vez que enfrentes una situación difícil, intenta cambiar el “¿por qué a mí?” por un “¿qué puedo aprender de esto?”. Este pequeño cambio de perspectiva te permitirá asumir una actitud más proactiva y enfocarte en el aprendizaje.

Reflexión final: Los tres ases para la vida

Al integrar el esfuerzo, la inteligencia emocional y la actitud en nuestras acciones diarias, nos damos tres herramientas poderosas para avanzar con mayor seguridad y resiliencia. Recordemos que el camino hacia nuestras metas no siempre es fácil, pero al mantenernos comprometidos, al gestionar nuestras emociones y al elegir nuestra actitud, podemos transformar cualquier desafío en una oportunidad de crecimiento.

La próxima vez que te enfrentes a una situación complicada, recuerda estos tres conceptos. Son como los “tres ases” en el juego de la vida que te ayudarán a enfrentar cada reto con mayor fortaleza y propósito.

¿Listo para empezar? Lleva estas prácticas a tu día a día, y si necesitas apoyo en el camino, recuerda que un coach puede acompañarte a desarrollar estas habilidades y a potenciar tu vida en todos los sentidos.

La soledad como protección: ¿barrera o refugio?

La soledad, tantas veces vista como un castigo o una amenaza, puede también ser una elección consciente, un acto de cuidado hacia uno mismo. Como todo en la vida, depende de cómo la miremos, desde dónde la habitamos y qué papel juega en nuestra historia.

Hoy te invito a hacer una pausa y explorar esta experiencia tan humana desde dos dimensiones: la soledad como escudo protector y la soledad como herida silenciosa.

El lado positivo de la soledad: un refugio reparador

Hay momentos en los que necesitamos estar solos. No por huida ni rechazo, sino por salud, por equilibrio, por volver a escucharnos.

¿Cuándo la soledad es buena?

• Cuando nos ayuda a ordenar pensamientos, emociones y decisiones.

• Cuando se convierte en espacio de creatividad, reflexión y autoconocimiento.

• Cuando nos da descanso emocional tras vínculos exigentes o entornos saturados.

• Cuando nos permite reconectar con nuestros valores y necesidades más profundas.

Práctica de coaching:

Tómate 15 minutos al día para estar solo sin distracciones. Observa cómo te sientes, qué pensamientos surgen y qué emociones aparecen. ¿Qué te está diciendo tu soledad?

Pregunta poderosa:

• ¿Qué parte de mí necesita silencio para ser escuchada?

El lado negativo de la soledad: aislamiento y desconexión

Pero no toda soledad es elegida ni reparadora. A veces se convierte en una prisión interna, un muro que levantamos por miedo al rechazo, a la herida o al desborde emocional.

¿Cuándo la soledad es perjudicial?

• Cuando nos aísla de las personas que podrían ayudarnos.

• Cuando se vuelve rutina y nos impide crear nuevos vínculos.

• Cuando refuerza creencias de inutilidad, inseguridad o desamor.

• Cuando nace del resentimiento o del trauma no resuelto.

Señales de alerta:

• Has dejado de compartir tus emociones con otros.

• Evitas sistemáticamente compromisos o encuentros sociales.

• Sientes que nadie te entendería, incluso cuando hay personas cerca.

• La soledad ya no es reparadora: se siente como una carga.

Pregunta de coaching:

• ¿Estoy eligiendo esta soledad o me estoy protegiendo con ella?

Soledad: ¿protección o evasión?

A veces nos protegemos con la soledad, pero esa protección se convierte en una armadura demasiado pesada. La clave está en preguntarnos desde qué emoción estamos eligiendo estar solos: ¿es miedo, desconfianza, dolor… o es autocuidado, serenidad, necesidad de introspección?

Ejercicio:

Haz una lista de las razones por las que estás eligiendo tu soledad hoy. Luego clasifica cada razón:

• ¿Es por miedo o por necesidad?

• ¿Es para evitar algo o para reconectar contigo?

Esa claridad te permitirá tomar mejores decisiones.

Integrar la soledad como aliada

La soledad no es tu enemiga. Es una mensajera. Te habla de lo que aún no has resuelto, de lo que estás buscando o de lo que necesitas dejar de fingir.

El reto no es “no estar solo”, sino aprender a estar bien contigo mismo y saber cuándo tender la mano para salir del aislamiento.

En resumen

La soledad puede ser:

• Un refugio sano para recargarte y conocerte.

• Una barrera emocional que te aleja de los demás por miedo o dolor.

Ambas son válidas. Pero solo cuando somos conscientes de cuál estamos viviendo podemos elegir con libertad qué hacer con ella.

¿Y tú? ¿Cómo estás habitando tu soledad hoy?

En Coaching Valencia podemos ayudarte a reconectar contigo mismo y con los demás, desde un espacio seguro, cálido y transformador.

La soledad no es el final. A veces, es el principio ¿Hablamos?