“Preocuparse es útil si nos moviliza, sino es inútil”
La mente es una máquina compleja que puede jugar en nuestra contra si no la entrenamos como es debido. Muchas de las preocupaciones que nos abordan a diario carecen de fundamento en la realidad.
Es importante comprender la línea divisoria entre el ‘círculo de la influencia’ y ‘el círculo de la preocupación.

En el primero, el interno (esto es mi responsabilidad) se encuentran todas aquellas cosas que sí podemos hacer, sobre las que podemos actuar e influir con nuestras capacidades actuales.
Más allá de este círculo se encuentra el segundo (esto no es mi responsabilidad), el de la preocupación. En él se encuentran todas aquellas cosas que nos preocupan pero sobre las que no tenemos capacidad directa de influencia (el cambio climático, las guerras o el hambre en el mundo, por ejemplo).
Debemos aprender a centrar nuestros esfuerzos en nuestro círculo de influencia. Es en él dónde podemos actuar, hacer, lograr e invertir esfuerzos. Cuando nos dispersamos y nos vamos más allá de sus fronteras, no hacemos más que preocuparnos de cosas que escapan a nuestro control y sobre las que no podemos gobernar.
Al trabajar sobre aquello que sí podemos actuar incrementamos el área de influencia, reduciendo poco a poco nuestro círculo de la preocupación, mejorando nuestras competencias y habilidades.
La preocupación es como una mecedora: te mantiene ocupado, pero no te lleva a ninguna parte. Así pues, ¿cómo podemos avanzar en nuestro desarrollo personal para abandonar esta preocupación que no nos lleva a ninguna parte?
La clave está en el discernimiento. Tenemos que distinguir qué asuntos que nos preocupan están en nuestras manos y cuáles no. Limpiar de nuestra mente la basura mental que no podamos cambiar.
¿Cómo podemos avanzar en nuestro desarrollo personal para abandonar esta preocupación que no nos lleva a ninguna parte?
Para trabajar esta capacidad de invertir adecuadamente la energía y pasar de la preocupación a la acción, te propongo que escribas tus preocupaciones. Elige un momento del dia para hacerlo.
Al volcar los pensamientos de nuestra mente al papel, tenemos que hacer un esfuerzo consciente para organizarlos y esto ayuda a pensar con más claridad y ver el problema desde otro prespectiva.
Te propongo las siguientes cuestiones:
Describe tu preocupación, ¿de qué se trata?
¿Tienes pruebas de que ésto pueda pasar?
¿Qué pensarás de ésto dentro de 5 años?
¿Está dentro de tu área de influencia?
¿En qué tanto por cien depende de ti?
¿Qué puedes hacer, en relación al tema?
¿Qué no vas a hacer y/o vas a delegar?
¿Qué no depende de ti, por lo tanto soltarás?
En cualquier momento del día, incluida la noche, si te descubres sumergido en tus preocupaciones, retoma tu libreta y escribe.
Con este ejercicio iremos disciplinando nuestra mente