En el camino de querer cambiar algo en nuestra vida —un hábito, un vicio, una relación, una forma de trabajar— solemos enfocarnos en lo que hay que hacer. Sin embargo, muchas veces no nos damos cuenta de que, antes de mover una sola pieza fuera, hay una muralla que se levanta dentro.
Esa muralla no es física. No está hecha de ladrillos. Está hecha de creencias, interpretaciones y juicios que hemos repetido tantas veces que nos parecen “la realidad”.
En coaching ontológico a eso lo llamamos barrera mental: el conjunto de narrativas que sostienen el “no puedo”, “no es para mí”, “no sé cómo” o “no vale la pena”.
Para descubrir tu propia barrera mental, no necesitas un martillo, sino un espejo y buenas preguntas:
- ¿Qué historia me estoy contando sobre por qué no puedo cambiar?
- ¿De dónde viene esa historia?
- ¿Qué estoy asumiendo como verdad sin haberlo cuestionado?
- ¿Qué pasaría si esa creencia no fuera cierta?
Cuando las respondemos con honestidad, a menudo encontramos que no es la situación la que nos limita, sino la manera en que la interpretamos.
El observador que somos y la barrera
En ontología del lenguaje entendemos que no actuamos sobre “la realidad” tal cual es, sino sobre la realidad que interpretamos.
Si el observador que somos está lleno de miedos aprendidos, experiencias pasadas y juicios rígidos, veremos un mundo estrecho y pocas opciones.
Si ampliamos nuestro observador, aparecen caminos que antes ni imaginábamos.
El objetivo no es “romper” la barrera de golpe, sino transformarla en un puente que nos lleve hacia el cambio que deseamos.
Esto requiere:
- Tomar conciencia de la narrativa que la sostiene.
- Generar nuevas interpretaciones que abran posibilidades.
- Diseñar pequeñas acciones que demuestren que el cambio es posible.
Cada paso que damos desde una nueva mirada erosiona la barrera y fortalece nuestra confianza.
Para reflexionar y accionar
Te dejo tres preguntas para que explores y actúes:
- ¿Cuál es el cambio que más deseas hoy?
- ¿Qué historia te estás contando que hace que parezca difícil o imposible?
- ¿Qué primera acción, pequeña pero concreta, podrías hacer esta semana para demostrarte que esa historia no es la única posible?
En coaching decimos que las barreras mentales no son muros de piedra: son muros de palabras. Y cuando cambiamos las palabras con las que nos explicamos el mundo, abrimos puertas que antes ni sabíamos que existían.
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