Vivimos tiempos donde se nos exige producir más, optimizar cada minuto y mantenernos siempre disponibles. Pero para muchas personas, la preocupación diaria no es cómo ser más productivas, sino cómo llegar a final de mes, cómo cubrir lo esencial, cómo sostenerse emocionalmente en un entorno que no siempre cuida.
Por eso, en ocasiones, cuidar de ti se convierte en un verdadero acto de resistencia, especialmente si tus circunstancias son difíciles.

Autocuidado no es egoísmo
El autocuidado no es un lujo ni una moda. Es una necesidad. Es reconocer que, aunque el entorno sea hostil o las circunstancias sean complicadas, mereces descanso, alimento digno, un respiro para tu mente y tu cuerpo.
El autocuidado es diferente para cada persona. Para algunas, será tomar un café en calma; para otras, un paseo breve al aire libre; para otras, pedir ayuda. Es importante no comparar, sino validar tu propio camino.
Estudios en psicología de la resiliencia muestran que el cuidado personal, incluso en pequeñas acciones, contribuye a disminuir los niveles de cortisol (hormona del estrés), mejora el sueño y aumenta la capacidad de afrontar situaciones difíciles con mayor claridad.
El autocuidado en contextos de vulnerabilidad no elimina los problemas estructurales, pero aporta un sostén interno que protege la salud mental mientras se transita el cambio.
Preguntas para tu reflexión
¿Qué idea tienes sobre el autocuidado? ¿Lo ves como un lujo, como egoísmo o como un derecho? ¿Qué gesto sencillo, aunque pequeño, puedes hacer hoy para cuidarte sin sentir culpa? ¿Qué necesitas soltar de tus exigencias para poder sostenerte con más amabilidad? ¿Quién podría acompañarte o apoyarte en este momento, aunque sea para compartir cómo te sientes?
El consumo y el dinero: otra capa de cuidado
Vivir en un sistema que mide el valor personal por la productividad o por lo que se posee puede convertirse en una trampa de desgaste y ansiedad. El consumo puede llenar vacíos momentáneamente, pero no calma el cansancio del alma.
Por otro lado, vivir con recursos limitados no debería ser motivo de vergüenza ni de autoexigencia excesiva. Cubrir tus necesidades básicas es un derecho, no un privilegio, y priorizar lo esencial también forma parte del autocuidado.
Prácticas de cuidado en tu día a día
✅ Identifica un momento del día para parar y respirar conscientemente durante 3 minutos.
✅ Come algo con calma, prestando atención al sabor y al acto de nutrirte.
✅ Escribe una frase de cuidado para ti mismo: “Hago lo que puedo con lo que tengo, y eso es valioso.”
✅ Si puedes, conversa con alguien de confianza para compartir tus emociones sin juicio.
Resistir también es cuidar
Cuidarte es resistir un sistema que a veces olvida la humanidad de las personas. Es declarar que, aunque no todo está en tu control, tu dignidad sigue intacta y merece ser cuidada.
Como psicólogo creo que cada persona merece espacios de cuidado, dignidad y presencia, sin importar su punto de partida. Cuidar de ti también es un acto de resistencia.