¿Y si estuviéramos comparando con los parámetros equivocados?

“Las personas más fuertes que conozco no tienen músculos; las más inteligentes no sacaban buenas notas en la escuela; y a las más ricas no les sobra el dinero. Medimos con los parámetros equivocados.”


Vivimos en una sociedad que premia lo visible, lo cuantificable, lo que se puede mostrar en una gráfica o subir a Instagram. Pero… ¿y si nuestras métricas estuvieran mal planteadas? ¿Y si la manera en la que evaluamos el éxito, la inteligencia, la riqueza o la fuerza estuviera desenfocada desde el inicio?

Medimos mal

La trampa de las métricas convencionales

Desde pequeños nos enseñan a medir:

  • La fuerza en kilos levantados o cuerpos esculpidos.
  • La inteligencia en notas, diplomas o tests de CI.
  • La riqueza en ceros en la cuenta bancaria, posesiones o estatus.

Y sin embargo, la vida real desmiente esa narrativa a diario.

Hay personas que han sostenido familias enteras en medio del caos emocional sin levantar una pesa en su vida. Otras que no pasaron de curso, pero hoy lideran equipos, empresas o movimientos. Hay quien no presume de coche, pero ha conseguido una riqueza interna basada en libertad, relaciones significativas y paz mental.

Entonces… ¿qué estamos midiendo?

Nuevas métricas para una vida con sentido

Como coach, he acompañado a muchas personas que aparentemente lo tenían “todo”, pero se sentían vacías, perdidas o atrapadas. ¿Por qué? Porque habían sido evaluadas (y se evaluaban a sí mismas) con los parámetros equivocados.

En coaching trabajamos con otras unidades de medida:

  • Fuerza emocional: capacidad de sostener el dolor sin romperte.
  • Inteligencia vital: saber quién eres y qué necesitas.
  • Riqueza real: vivir con sentido, amar sin miedo, dormir tranquilo.

Estos parámetros no se enseñan en la escuela. Pero cambian tu vida.

 ¿Qué parámetros estás usando tú?

Te invito a hacer una pausa.

Pregúntate con honestidad:

  • ¿Estoy midiendo mi vida con mis propios valores o con los de fuera?
  • ¿Qué métrica he heredado que ya no me sirve?
  • ¿Qué sí quiero medir a partir de ahora?

Porque lo que eliges medir… acaba guiando tus decisiones, tus prioridades y tu energía.

Coaching: redefinir lo que importa

El proceso de coaching no te impone nuevas métricas. Te acompaña a descubrir las tuyas propias, a separar el ruido del deseo real. Es una invitación a preguntarte: ¿Qué significa para mí tener éxito? ¿Qué es ser fuerte? ¿Qué es suficiente?

Y desde ahí, construir tu vida con otros ojos.

Si estás en un momento de replanteamiento, o simplemente quieres empezar a vivir desde tus propios criterios…

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Porque no hay éxito más poderoso… que vivir con coherencia.

¿Quién eres realmente? Descubre tu verdad

En nuestra vida diaria, a menudo navegamos con máscaras. Son las caras que mostramos al mundo, las historias que nos contamos para sentirnos seguros o aceptados. Sin embargo, detrás de esas máscaras, yace nuestra verdad, muchas veces silenciada, ignorada o perdida entre las expectativas ajenas y las narrativas internas. Este artículo de coaching busca ayudarte a explorar quién eres realmente, qué cargas llevas y cómo puedes comenzar a vivir con más autenticidad y libertad.

¿Qué máscara estás usando ahora?

Las máscaras no son necesariamente malas. A menudo nos protegen en momentos difíciles o nos ayudan a desempeñar roles necesarios. Sin embargo, pueden convertirse en un obstáculo cuando se convierten en nuestra única identidad.

• Pregunta de coaching: ¿Qué papel estás desempeñando hoy que no refleja realmente quién eres?

• Ejercicio: Tómate 10 minutos para escribir sobre una situación reciente en la que sentiste que actuaste según lo que otros esperaban de ti. ¿Cómo habrías actuado si nadie estuviera mirando?

Las historias que nos contamos

La narrativa interna influye enormemente en nuestras decisiones y emociones. A veces, estas historias son limitantes y nos mantienen atrapados en patrones de comportamiento que ya no nos sirven.

• Reflexión: ¿Qué verdad evitas porque te resulta incómoda?

• Práctica: Cada noche, escribe una “historia” que te contaste durante el día y cómo impactó tus decisiones. Luego, pregúntate: ¿Es realmente cierta esta historia?

El peso que cargas

Muchos de nosotros cargamos con expectativas, responsabilidades o emociones no resueltas que nos pesan. Estas cargas pueden ser autoimpuestas o heredadas de nuestro entorno.

• Ejercicio de liberación: Haz una lista de todo lo que sientes que “debes” hacer o ser. Luego, revisa cada elemento y pregúntate: ¿Es realmente mío este deber, o lo estoy cargando por alguien más?

La prisión que construiste para ti

A menudo, nuestras propias creencias limitantes son las que construyen las paredes de nuestra prisión personal. Estas pueden incluir pensamientos como “no soy suficiente”, “no puedo cambiar” o “debo cumplir con ciertas expectativas”.

• Pregunta de coaching: ¿Qué creencias están definiendo tu vida en este momento?

• Práctica: Elige una creencia limitante y desafíala escribiendo tres evidencias que demuestren que no es cierta.

La libertad que anhelas

La verdadera libertad no consiste en escapar de las responsabilidades, sino en vivir en alineación con tu auténtico yo.

• Visualización: Cierra los ojos e imagina cómo sería tu vida si vivieras plenamente como tú mismo, sin miedo al juicio. ¿Qué cambiaría?

El silencio interior

A menudo, la voz de nuestro yo auténtico se ahoga en el ruido de nuestras exigencias externas e internas. Reconectar con esa voz requiere tiempo, paciencia y prácticas de autoexploración.

• Meditación guiada: Dedica 5 minutos al día a sentarte en silencio y preguntarte: “¿Qué necesito realmente en este momento?” Escribe lo que surja sin juzgarlo.

¿Quién serías si nadie estuviera viendo?

Esta es una de las preguntas más poderosas que podemos hacernos en el coaching. Nos invita a explorar nuestra esencia más pura, libre de expectativas externas.

• Ejercicio: Imagina que estás solo en un lugar seguro, donde nadie te juzga ni espera nada de ti. ¿Cómo te comportarías? ¿Qué harías de manera diferente?

Conclusión: Reconecta con tu verdad

El camino hacia la autenticidad no es lineal, pero es profundamente transformador. Requiere valentía para quitarse las máscaras, cuestionar las historias internas y soltar las cargas innecesarias.

En coaching, te invitamos a explorar estas preguntas desde un espacio seguro y sin juicio, para que puedas descubrir quién eres realmente y cómo vivir con más libertad y plenitud. Si sientes que estás listo para dar este paso, en Coaching Valencia te acompañamos en este viaje de autodescubrimiento y transformación personal.

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Los 3 tipos de amigos y cómo cuidarlos

No todas las amistades cumplen la misma función. Si las miras con lupa, verás tres “capas” que se entrelazan y se mueven a lo largo del tiempo:

  1. Amigos de hacer
    Compartes actividades: entrenar, viajar, jugar, ir a conciertos, proyectos. Dan energía, estructura y diversión.
  • Claves: iniciativa, logística sencilla, ritmo constante.
  • Riesgos: que la relación dependa solo del plan; cuando paran las actividades, se diluye.
  • Cuídalos así: agenda rituales (jueves de pádel, primera semana de cada mes cena), alternad quién propone y quién organiza, mini-retos compartidos.
  1. Amigos de ser
    Hay afinidad de valores, visión de vida y sentido del humor. Te recuerdan quién quieres ser.
  • Claves: conversación con significado, curiosidad genuina, respeto a las diferencias.
  • Riesgos: convertirlos en “tribu burbuja” y dejar de exponerte a perspectivas nuevas.
  • Cuídalos así: cafés sin prisa, libros/pelis en común para conversar, preguntas que abren (“¿Qué te está desafiando ahora?”, “¿Qué estás aprendiendo de ti?”).
  1. Amigos de decir
    Confidentes. Aquí hay intimidad, vulnerabilidad y lealtad. Son sostén emocional cuando la vida tiembla.
  • Claves: escucha profunda, confidencialidad, presencia.
  • Riesgos: cargarles lo que debería ir a terapia; dependencia; consejos no pedidos.
  • Cuídalos así: pide permiso antes de descargar (“¿Tienes espacio para hablar de algo sensible?”), acuerda límites sanos, agradece explícitamente su cuidado.

Un poco de ciencia útil (sin jerga)

  • Distintos apoyos: la amistad aporta compañía (hacer), validación/identidad (ser) y emocional (decir). Una red equilibrada baja estrés y mejora bienestar.
  • Fuerza de los lazos: las “amistades de hacer” suelen ser lazos débiles que abren oportunidades; las de “ser/decir” tienden a lazos fuertes que sostienen. Necesitas ambos.

Mapa rápido de tu red (ejercicio de 10’)

  1. Dibuja tres círculos: HACER, SER, DECIR.
  2. Escribe nombres (máximo 8–10 en total).
  3. Marca con ⭐ quienes te nutren hoy; con ⚠️ donde hay desbalance (das más de lo que recibes o al revés).
  4. Elige 1 microacción por círculo para esta semana.

Ideas de microacciones

  • HACER: propone un plan simple de 60–90’.
  • SER: comparte un artículo/podcast y agenda 30’ para comentarlo.
  • DECIR: envía un audio de gratitud de 1 minuto; ofrece escucha (“Si quieres, te llamo y solo te escucho”).

Cómo “suben” y “bajan” las amistades (sin dramas)

  • De HACER → SER: añade conversación significativa después del plan (“¿Qué te ilusiona este mes?”).
  • De SER → DECIR: prueba con una autorrevelación pequeña y observa respuesta (respeto, cuidado, discreción).
  • De DECIR → SER/HACER: cuando la intensidad fue alta, compensad con planes ligeros.
  • Cuando toca alejarse: nombra el cambio con cariño (“Te valoro mucho; ahora necesito más espacio/otro ritmo”). Límites claros = relación más honesta.

Señales de salud en tus amistades

  • Hay reciprocidad (no aritmética, sí sensación de equilibrio).
  • Puedes decir que no sin miedo a perder el vínculo.
  • Existe alegría compartida (no solo “estar para lo malo”).
  • Se celebran avances y se reparan roces con conversaciones valientes.

Mini-rituales que sostienen redes vivas

  • “Viernes de mensaje”: cada semana escribe a una persona distinta.
  • Agenda relacional: un recordatorio mensual para cada amistad clave.
  • Cierre y gratitud tras un momento difícil: “Gracias por estar. Esto me ayudó…”.

Si ahora mismo te sientes solo/a

  • Empieza por HACER (es lo más accesible): clubs, voluntariado, deporte, clases. La identidad y la confianza crecen después del roce.
  • Trabaja tu escucha y límites: las buenas amistades se atraen también por cómo cuidamos el espacio común.
  • Considera coaching/terapia si notas patrones repetidos (complacer, evitar, depender).

No todas las amistades deben hacerlo todo. Cuando aceptas que hay amigos de hacer, de ser y de decir, dejas de exigir lo imposible y empiezas a nutrir lo valioso. El equilibrio no es tener más amigos, sino cuidar mejor los que importan.

A veces conviene recordar algo sencillo: las relaciones que de verdad importan siempre pasan por el perdón. Ocurre en la familia, en la amistad y también en lo romántico. Sin esa flexibilidad, cualquier vínculo se tensa más de la cuenta. Y cuando lo miramos con calma, vemos que gran parte del malestar nace de lo que esperamos que el otro sea o haga. Entender esto no vuelve las cosas más fáciles, pero sí más honestas: nos ayuda a bajar el listón de la exigencia y a tratar a los amigos desde un lugar más humano.

Si quieres profundizar en cómo equilibrar y cuidar tus amistades —de hacer, de ser y de decir— te invito a una sesión de coaching online. Juntos podemos revisar tu red de apoyo, diseñar microacciones y fortalecer los vínculos que de verdad nutren tu vida. Agenda tu llamada de valoración gratuita en www.coachingvalencia.com